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¿Qué pasa con los Emos en Ciudad Salitre?

Fuete: Plaza Capital | Por: Alejandra Leguizamón G. | Desde noviembre de 2009, en Ciudad Salitre, especialmente en los centros comerciales Gran Estación y Salitre Plaza, la esquina de los locales comerciales del conjunto residencial San Lorenzo (Avenida Esperanza con carrera 68D) y en la plazoleta de eventos de Maloka, se viene presentando una problemática social, donde los protagonistas son menores de edad pertenecientes a las nuevas tribus urbanas juveniles denominadas Emos.



En este lugar también se ven Punks, Floggers, y Hardcoreros, pero son especialmente los muchachos Emos quienes superan el número de integrantes en la zona, entre 150 y 500 y, conglomerados en el mismo lugar emprenden riñas entre ellos mismos por defender su territorio (aunque realmente es un espacio público destinado a todos los ciudadanos) o por la diferencia de ideología de cada grupo de Emos. Debido a esto, residentes, comerciantes y algunos transeúntes del sector, se han visto afectados por el temor que han desatado las fuertes peleas entre estos jóvenes.

En Ciudad Salitre algunos fines de semana, especialemnte los sábados, alcanzan a llegar 600 jóvenes Emos si se dan cuenta que no está la policía rondeando del sector. Foto: Alejandra Leguizamón/Plaza Capital

Los Emos se están encontrando en la ciudad de Bogotá desde hace cuatro años aproximadamente. Estos jóvenes se ubican en lugares de gran confluencia de personas como los centros comerciales de Hayuelos, Gran Estación, Bulevar Niza y Salitre Plaza, especialmente. Además, les gusta promover sus fiestas con la venta de boletas en sitios como la zona T en la calle 82, al norte de Bogotá. En algunos casos simplemente se reúnen a ‘parchar’ como ellos mismos lo mencionan, es decir, encontrarse en grandes grupos para hablar de sus vidas o programar algún plan de rumba con otros amigos.

Sus reuniones no son el foco de discusión con los demás ciudadanos, “lo que incomoda es la cantidad de muchachos Emos, su apariencia física y el peligro que presentan entre la sociedad, debido a las acciones que puedan ocasionar por estar embriagados o bajo efectos de sustancias alucinógenas”, aclaró la intendente Alix Jiménez, psicóloga de la Policía Metropolitana de Bogotá.

¿Qué dicen las autoridades?

En el sector de Ciudad Salitre la presencia de estos jóvenes ha generado inconformidad especialmente los fines de semana. Según el reporte de la Policía Metropolitana de Bogotá, los días viernes y sábados entre las 4:00 p.m. y las 10:00 p.m., cerca de 150 a 500 niños y jóvenes Emos entre 11 y 18 años se reúnen en esos puntos estratégicos, aparentemente para conversar con sus compañeros o esperar buses o chivas que ellos mismos contratan para sus fiestas en distintos barrios de la ciudad o en La Calera. Cabe aclarar que “esas ‘farras’ (fiestas) son exclusivas, debido a que la música que escuchan allá es de bandas que ellos prefieren dejar ‘caletas’, es decir, calladas y que sólo las conocen los que son ‘verdaderos Emos’”. No obstante, en ocasiones invitan personas que consideran ‘todo bien’, que no se van a burlar de ellos o los van a agredir, para que les ayuden a comprar las boletas de cada evento. Así lo explicó Juliana, joven Emo visitante de Ciudad Salitre.

El 80% de los jóvenes que llegan a Ciudad Salitre tienen entre 15 y 16 años. Foto: Alejandra Leguizamón/Plaza Capital

La confluencia de estos muchachos, ha creado una constante intranquilidad en la zona residencial, destrozos y vandalismo en establecimientos comerciales y enfrentamientos con la misma fuerza pública. La policía establece que por lo menos el 95% de los jóvenes que se encuentras allí, no viven en el sector. “Vienen de varias partes de la ciudad, como Álamos, Kennedy, Ciudad Bolívar, Tunal, 7 de Agosto y Suba. El género femenino es el que más prevalece en esos grupos, hay un balance de 52% mujeres y 48% hombres”, dijo la intendente Jiménez. Además, las autoridades han observado que hay diferentes clases de Emos y por esto también genera controversia entre los mismos jóvenes. “En un lugar se hacen los que se laceran, es decir, se cortan con navajas o cuchillas las muñecas y los brazos y en el otro los que no, los que simplemente se visten de negro, algunas veces se maquillan y se peinan de lado con un ojo medio tapado”, aclaró la Intendente.

En cuanto a las medidas para controlar el consumo de licor y alucinógenos, la fuerza pública realiza constantes chequeos a los jóvenes y recuerdan a los dueños de los establecimientos que dispensan alcohol, la prohibición de la venta de estas sustancias, así sea a los muchachos mayores de edad que estén con el resto de sus compañeros Emos en la zona.

Por su parte, Betty Afanador, alcaldesa de la localidad de Fontibón, señaló que estos muchachos prefieren reunirse en la zona de la plazoleta de Maloka y sus alrededores, por ser un espacio más amplio y aparentemente tranquilo.

¿Qué dicen los Emos?

Plaza Capital hizo contacto con un grupo de estos muchachos que frecuentan la zona los fines de semana para entender su situación, el por qué de sus reacciones frente a la policía y el pánico que generan en la comunidad, si realmente esa ha sido su intención. Según sus declaraciones, estos jóvenes lo que buscan y promueven es una tolerancia hacia sus gustos y una libre expresión, como se la permiten a las demás tribus urbanas que se encuentran allí o en cualquier punto de la ciudad.

El concepto de lo que es ser un Emo normalmente se asocia con jóvenes que son deprimidos, se auto laceran con navajas las manos o los brazos, viven infelices y algunas veces hasta tienen problemas de identidad al escoger como pareja un miembro de su mismo sexo. Para Jaime, un muchacho de 17 años, que vive en Galerías pero se encuentra ocasionalmente con sus amigos en Salitre Plaza, ser Emo “es estar feliz, tener muchos amigos, estar en sus drogas, en su locura y tener un estilo de vida inspirado en la música que trata temas de escepticismo, con el modelo rígido que promueve la sociedad”. Y en cuanto a ser o no homosexual, no es representativo de los Emos. “Este factor se presenta en toda la sociedad y desde tiempo atrás que existiera este nuevo grupo de jóvenes”, agregó Jaime.

“La gente tiene que entender que ser Emo no es una moda, es un estilo de vida que queremos llevar y queremos que lo respeten, así como se respetan los gustos musicales, sexuales o políticos de cada persona”, dice Alejandro, joven Emo, visitante de Ciudad Salitre. Foto: Alejandra Leguizamón/Plaza Capital

Él y sus otros ocho compañeros se reúnen comúnmente en este sector porque es el más central para todos y finalmente es el sitio más reconocido donde llegan los demás Emos. Advierten que la policía los rechaza, los señala como el problema principal y los corren donde quiera que estén, sólo por su vestimenta o por sus peinados con el pelo largo. “Lo que pasa es que los policías son machistas y nos ofenden diciéndonos que todos somos una partida de mujercitas, que no nos diferenciamos de las niñas como tal. Eso le molesta a cualquiera, pero no se les responde nada, porque promovemos la tolerancia. Hasta que llega el punto en que no nos aguantamos y toca reaccionar frente a esa opresión y repulsión que ellos nos han creado”, aseveró Diego, de 16 años, compañero de Jaime y Emo del Portal de la 80.

Por su parte, Juliana de 19 años, advierte que ese pánico que dicen tener las personas del sector, es por causa de la intolerancia de los padres. “Ellos mismos desde sus casas crían a los hijos reprimidos y no les permiten una libre expresión de sus gustos”, aclaró la joven.

Los muchachos Emos que llegan al sector no van a las reuniones de concertación que ha convocado la Junta de Asosalitre, vocera de los 34 conjuntos que integran Ciudad Salitre, porque consideran que no los van a entender. Además, a muchos los están confundiendo con los Floggers que también se reúnen en la zona. “Cuando no son con los Floggers, que parecen un arcoíris andante, entonces son con los Skaters que con los trucos y ruidos de sus patinetas también incomodan a la gente. O lo que es peor, nos confunden con esos ‘guanabis’ (jóvenes que se visten y se peinan iguales a los Emos, pero sólo por moda), que no tienen identidad y no saben lo que quieren, ellos nos ‘caspean’ (les copian su estilo) en todo y muchas veces son los que empiezan el tropel. Es eso precisamente lo que no ven los vecinos, comerciantes y especialmente la policía”, advirtió Jaime.

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